Las primeras mujeres músicas de la Santa Cecilia
Las mujeres llevan años rompiendo techos de cristal. Un ejemplo de ello son Manuela Sánchez Rico y María Pilar Vañó Bacete, la primera y la segunda mujer que entraron en la AMCE Santa Cecilia. Corría el año 1982, cuando la banda celebraba 150 años de historia. Ellas, que tenían 11 y 10 años respectivamente, abrieron un camino que a lo largo de las décadas han seguido muchas otras mujeres. Este año la agrupación local cumple 200 años y celebra su historia y la de todos los músicos, incluidas estas dos mujeres pioneras.
Lo cierto es que ellas no lo vivieron como hito, sino con total naturalidad, admiten. Por aquel entonces la banda acababa de ser reimpulsada y llegaron nuevos miembros, entre los que se encontraban ellas, quienes tuvieron el privilegio de ser las primeras chicas, de hecho pudieron elegir el vestuario femenino que se utilizó posteriormente durante años: “No nos gustaba el traje masculino, nuestras madres y nosotras pudimos participar en la elección del traje, compuesto por chaqueta, falda plisada y un gorrito de aviación”, indica Manuela.
María Pilar guarda con cariño una de las chaquetas de su etapa en la Santa Cecilia, como también conserva el programa del primer concierto en el que ambas actuaron.
La primera en debutar con la banda fue Manuela Sánchez, clarinete, con once años. Era septiembre de 1982 y se convirtió en la primera mujer de la banda y admite que, aunque antes no hubo chicas, “nos cuidaban mucho, pero porque éramos las más pequeñas; el paso de entrar fue totalmente natural”, explica. María Pilar, requinto, llegó a la banda dos meses después y explica que “no nos planteábamos si era algo de hombres o mujeres, quisimos entrar y lo hicimos. Este cambio no era algo aislado por entonces, nos tocó abrir puertas que pronto seguirían muchas otras mujeres”.
Ambas entraron como educandos con ocho años: Manuela junto a su hermano y Pilar tras aprender solfeo con su padre, también músico; a Manuela le dieron el clarinete y a Pilar el requinto. Recuerdan con nostalgia las tardes que dedicaban a ensayar con la banda en dos antiguos locales, uno en la calle Jardines y otro en la calle Ricardo León, junto al castillo, en el antiguo edificio de los Bomberos.
Pronto hicieron buenas migas: “Disfrutábamos cada día, era casi como un juego, todos deseábamos bajar a ensayar porque todos éramos amigos, disfrutábamos mucho”, explica Manuela. Entre sus profesores destacaron José Estruch y José Enguídanos, “eran referentes, aprendimos mucho, fue un privilegio”, señala Pilar.
Manuela dejó la banda cuando tenía 14 años. Trabajó como almacenista y lo cierto es que no volvió a tocar el clarinete hasta que hace unos diez años su marido le regaló uno, pero admite que ya apenas recordaba cómo hacerlo. Ahora se plantea volver a la AMCE Santa Cecilia: “Me apetece retomarlo, tengo más tiempo, mis hijas son mayores y disfruto viendo a la banda en concierto muchas veces, creo que lo haré”.
Pilar permaneció en la agrupación unos años más, hasta que cumplió los 20 años, si bien a los 18 se trasladó a estudiar a Valencia y ya no pudo participar tanto. En la banda había descubierto su pasión, por ello cursó estudios musicales superiores. Manuela apostilla que “yo tuve claro cuando estábamos en la banda que se dedicaría a ello, mientras todos cantábamos el Himno de Valencia, ella lo solfeaba, desprendía pasión”. Y es que solfear era algo que le encantaba desde que a Pilar su padre la enseñara a hacerlo como un juego siendo muy niña.
Su paso por la banda eldense fue el inicio del exitoso camino de Vañó en el mundo de la música. Ha sido pionera en otros aspectos, como ser la primera mujer en estudiar dirección de orquesta. Además obtuvo la titulación superior en Clarinete, Composición, Dirección de Coros y Dirección de Orquesta y el título de Doctora en Filosofía y Ciencias de la Educación. A lo largo de su carrera ha dirigido numerosas orquestas nacionales e internacionales, como la Orquesta OSSODRE de Montevideo y actualmente es directora titular de la “Camerata Académica” de Valencia, labor que compagina con su labor como jefa del departamento de Orquesta y banda del Conservatorio Ana María Sánchez de Elda.
La vida las llevó por caminos diferentes, pero la música creó un vínculo entre ellas y con sus compañeros de banda: “Ahora doy clases a hijos de antiguos compañeros, es algo que me gusta, es muy bonito”, explica Vañó.
